BUENOS AIRES.- En 1982, la Plaza de Mayo se llenó en apoyo espontáneo a la Junta Militar que había iniciado una guerra con el único objetivo de perpetuarse en el poder, recurriendo a un tema capaz de convocar a los argentinos. Al mismo tiempo, la gente en Buenos Aires se divertía, consumía.
Para los isleños de hoy, la guerra es algo presente que los sigue marcando a fuego. Tanto ellos como el gobierno británico alegan que la invasión argentina (no la llaman "recuperación") marca un punto aparte, que cambia por completo el tenor de una relación que, desde los años '60, venía mejorando. El argumento argentino se basa en que "esa guerra la hicieron los militares", como si fuera un fenómeno ajeno al país de hoy y en cualquier caso al actual Gobierno, que no tiene nada que ver con "aquello", aunque sí con la reivindicación de las islas. Separar la guerra "de los militares" de la diplomacia "de nosotros" es algo que puede servir para consumo interno pero, hasta cierto punto. Sin olvidar que el reclamo sobre Malvinas es algo que, históricamente, puede calificarse como discontinuo.
Ahora, sube a escena el petróleo. Varias compañías buscan inversores para la costosa etapa de exploración, donde puede haber grandes reservas. Argentina amenaza con demandar a esas empresas. ¿Cómo afectará esto a posibles inversores? Hablé del tema en Malvinas. Amables, la respuesta fue lacónica: "bueno, siempre hay riesgo en todo". Es otra batalla que se puede llegar a perder, mientras creemos estar ganando en el campo de la retórica. (DyN)